Hay muchas razones por las cuales vale la pena vivir.Tal vez no tengamos conciencia de cada una , o no podamos hacer un listado de eventos que sean positivos para nuestra vida o que hayan dejado una huella en aquel sendero que recorremos desde nuestro nacimiento . Crecer no significa darle real cabida a todo lo que vivamos o aprendamos, sino a captar lo que aquella vivencia nos dejó. El legado de cada acontecimiento y la percepción que tenemos de lo que vamos asimilando hace posible que vayamos sopesando e infiriendo cual suceso tiene más o menos valor, así disectamos nuestro propio dolor sin caer en cirugías de alma. Nuestra mente sintoniza lo positivo con lo reactivo, mostrando un patrón de conducta que seguimos a lo largo de nuestra existencia. Patrón que dice relación con lo que queremos mostrar. El proceso selectivo implica captar lo que podemos mostrar uniendo el deseo con la felicidad. El fin último de nuestra existencia es la felicidad. Aunque estemos destrozados , la felicidad es el modelo a seguir. Es decir, vale la pena vivir porque queremos lograr ser felices. Lograr que la vida valga la pena es una tarea personalísima , por ende, un proceso complejo en el cual inciden muchos factores. La visión que cada ser humano posee acerca de la Vida mirada desde un prisma más o menos intenso ,es fundamental para tener una mejor o peor calidad de vida.El enfoque que un individuo le da a su actuar y la interpretación conciente que logra obtener de lo que vive es esencial a la hora de poder aterrizar el real personaje con lo que anhelamos transmitir.
Para entender un poco más lo que implica, les dejo para meditar un poema titulado " Vale la pena vivir".
En este preciso instante.
Donde el dolor se vuelve redondo.
Las estatuas son de yeso.
La piel es fuego.
La boca sabe a congoja.
Vale la pena vivir ,
Con alma / corazón y a destiempo.
Paralizan el pulso los movimientos bruscos.
Soporta el hálito la fuerza inquebrantable.
El aire se vuelve ermitaño.
El subsuelo huele a coraje.
Los espacios se transforman.
La verdad libera.
El precipicio busca la escalera perdida.
Los ojos encuentran, la mirada busca.
Crece la pasión.
También las flores, la inspiración y la sapiencia.
Transmuta lo putrefacto abriendo el paso al autodescubrimiento.
Por lo que ha sido, por lo que aún no se descubre.
Por todos los que aspiran a un mundo articulado donde el espejo seas tú mismo.
Por todo lo que sobrevendrá.
Vale la pena vivir.
Si que si, si que vale la pena vivir... viva la vida.... saludos
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